¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
-Calderon de La Barca-
Está pagina se realiza a partir de mi tesis de Grado en historia, "Los imaginarios de la muerte en la ciudad de Popayán" y la exigencia de un producto audiovisual, la cual busca brindar algunos elementos acerca del estudio de los imaginarios de la Muerte en general, brindando algunos documentos, poemas, fotos que corresponden a ese mundo de la muerte, mostrando algunos cementerios, un glosario que nos aporta elementos para el estudio de la muerte en la colonia, igualmente brindando algunos enlaces de interés acerca de la temática.
En la presentación se expone un caso en el cual representamos la sociedad de Popayán y exponemos la vida y la muerte como un teatro en el cual se expresa la faz de lo humano, claro con una mirada imbuida por el Romanticismo.
La muerte le llegó una mañana en su habitación, todos estaban allí, sus amigos, sus parientes, el cura venido desde el convento de San Francisco que la escuchó en confesión, le brindó los viáticos para el mas allá, todos esperaban el momento en el cual María Manuela exhalara su último suspiro, una cama amplia de madera con el toldillo para las noches en que los zancudos osaban alimentarse, una jofaina en un rincón, la mesa de noche y sobre ella una gargantilla de cuentas de oro y dos zarcillos, un Cristo imponente de aspecto tétrico en un lienzo que rozaba la cabecera de la cama, un reloj metálico, muchas bayetas y telas de Bretaña para mitigar la fiebre de la niña que había tenido todo el tiempo para sentir de cerca su muerte, sus últimos días habían sido los más agitados, su madre lloraba todo el tiempo, su padre corría tras el médico para que viniera a curar las escrófulas y la tos que teñía cada día más sus sabanas de carmesí. La muerte concuerda en gran medida para este momento de nuestra narración con la llamada muerte domesticada que habla Ariés¹, Allí se acercaban todos. La esclava llamada Ignacia que había amamantado a María Manuela, su inquieto hermano que era consiente a pesar de su muy tierna edad, su madre sumida en un amasijo de lagrimas, rezos e improperios, su padre en busca del féretro, su abuelo fumando su cachimbo y con necesidad de ir al estanco de aguardiente, pero también el diablo había sido invitado al baile; estaba en la pintura del purgatorio de la sala, en el lenguaje de los vecinos que veían tal cosa como acción de este, estaría en el sermón del cura para el entierro; en las miradas lujuriosas del joven monje hacia la niña muerta y nívea que acompañaba al eximio predicador. Este, el que nadie invita pero siempre ronda, estaba allí con sus frateres:
¡“Que antiguo es el odio de los demonios contra los hombres¡. Que indignación tan terrible han concebido contra nosotros, todo su cuidado es destruirnos; Y es tanta esta solicitud que San Antonio vió al mundo lleno de lazos que Satanás armaba para coger a los hombres… tientan en la abundancia de la hacienda, para hacer caer en muchos vicios, en la pobreza para no padecerla; en las horas para perpetuarse en ellas, y alcanzar otras, en los desprecios para huir de ellos; en los deleites, en la penitencia, en la templanza, en la comida, en la bebida, en la locuacidad y en el silencio. En la soledad buscó Satanás a Adán, y a Cristo N.S. en el desierto. Tienta en la libertad y en la sujeción; en lo público y en lo oculto, en el trabajo y en la ociosidad… para concluir digo que no hay lugar, no hay acción, ni obra, ni persona que se escape a las tentaciones, y engaños de los demonios; proponen a todos con solapado arid las delicias conveniencias y gustos para precipitarlos y engañarlos ².”
¹ La muerte era entendida entonces como algo que iba a ocurrir, se ponen los ejemplos de los caballeros de la mesa redonda, lancelot, la canción de Rolando, Tristán e Isolda e incluso de los monjes, en estas obras literarias muestran como se tenía la convicción de la cercanía de la muerte, era una convicción intima más que una premonición sobrenatural o mágica, el miedo no es a la muerte sino a no ser advertido a tiempo sobre esta, por eso en el momento de la muerte se hacían gestos rituales que "hay que hacer cuando uno se va a morir", Lancelot se desprende de sus armas y se acuesta serenamente en el suelo diciendo: "Debería estar en el lecho, yaciendo enfermo en mi lecho". ese ritual comprendía grosso modo 3 partes; la confesión de sus pecados y culpas a sus amigos o si había un sacerdote o a ambos, la encomendatio de su alma a Dios y tercero la absolución por parte de un sacerdote, se da una muerte según el autor lo expresa sin un carácter dramático, sin excesivo impacto emocional pues había una preparación para la muerte y se concebía esta de otra manera, se asumía, se aceptaba como parte de la vida. Ariés, Philippe, Morir en occidente desde la edad media hasta nuestros días; traducción Víctor Goldstein. 4ª Edición: Editores Edgardo Russo y Fabián Lebenglik, Buenos Aires. Adriana Hidalgo Editora 2000.
² P Fray Félix de Alamín, tratado primero de las utilidades de la oración, y de Quanto la procura Estorvar el demonio, cap. Primero. Ed. Madrid, Imprenta Blas de Villanueva 1774.