Por Cdor. Marcelo
Granillo
Enrique Fowler Newton en su Tratado de Auditoria define a esta
especialidad de la profesión sosteniendo que la auditoria de estados
contables “consiste en su examen por parte de un profesional
independiente, con el propósito de emitir una opinión técnica sobre
los mismos”.
Más adelante, el mismo autor, cuando explica las Normas de Auditoria
en lo que respecta a las normas personales detalla :
“d) Independencia económica: el auditor externo no debe
tener intereses comunes con su cliente. No puede tener relación de
dependencia, ni ser directivo del ente examinado, ni tampoco ser
accionista, deudor, acreedor o garante del mismo por montos
significativos en relación al patrimonio del ente o del suyo propio,
que comprometan su libertad de opinión.
Agrega Fowler Newton que “entre el auditor y el cliente
podrían existir vinculaciones económicas que no impliquen dependencia
pero sean lo suficientemente fuertes como para afectar su
independencia. Ocurriría si el auditor se asociara con el cliente
para encarar negocios importantes en relación con el patrimonio de
alguno de los dos.”
En estos últimos meses las noticias periodísticas han
conmovido al mundo profesional al descubrirse irregularidades graves
en el accionar de uno de los estudios más importante del mundo, el
estadounidense Arthur Andersen, firma que además tiene filiales en
Europa y América Latina. Los problemas aparecieron con el
descubrimiento de la falsedad de las cifras de los estados contables
de la firma comercializadora de energía ENRON, que acaba de quebrar,
en los Estados Unidos.
También en el país del norte la firma de
telecomunicaciones World Com reconoció que había falseado sus estados
contables exagerando sus ganancias en u$s 3.800 millones, causando
gravísimos problemas a inversores, acreedores y empleados.
A la lista se agrega la empresa Xerox que reconociera que
ente los años 1997 y 2001 contabilizó ingresos en exceso por u$s
1.900.- millones.
La empresa Qwest Communications International, ubicada en
el cuarto lugar entre las empresas de telefonía norteamericanas, está
siendo investigada y aunque los directivos de la misma manifiestan
desconocer el motivo de la investigación, se apunta a un fraude
similar a lde la World Com.
Pero también en España el caso adquirió tal gravedad que,
rápidamente, la filial en ese país acordó fusionarse con Deloitte
Touche Tohmarsu International. De las treinta y cinco empresas que
cotizan en la Bolsa de Madrid, veintitrés son clientes de auditoria de
Andersen, destacándose entre ellas : Telefónica S.A., ENDESA S.A., y
las entidades bancarias Banco de Bilbao Vizcaya Argentaria y Santander
Central Hispano.
También en París, Londres, Alemania, Rusia, Australia, Singapur, Hong
Kong, China y América Latina, los socios de Arthur Andersen buscan
asociarse con otras firmas tales como Deloitte, Pricewaterhouse
Coopers y KPMG.
El
temor en Europa aparece con el caso Vivendi Universal. Un grupo
radicado en Francia y dedicado a las telecomunicaciones y a los
servicios sanitarios recientemente declarado en quiebra es investigado
y sospechado de fraude contable.
También un grupo metalúrgico suizo - sueco, ABB, había soportado
fraudes
contables entre 1999 y 2000.
La
sucesión de escándalos repercute en los mercados y genera desconfianza
en los potenciales inversores. Wall Street cayó fuertemente
retrocediendo el Dow Jones a niveles de 1998 como consecuencia de
nuevos informes que hacen sospechar irregularidades en otras empresas
que operan en ese mercado. Los intereses en juego son tan grandes que
aparece involucrado el poder político de los Estados Unidos ya que una
denuncia judicial compromete al Vice Presidente Cheney.
También el sistema financiero en todo el mundo ve con preocupación las
consecuencias de esta sucesión de
fraudes que
hace tambalear la confiabilidad de la información
contable. Es
así como tanto en Francia como en Italia, ante la reticencia de
asistencia financiera por parte de los bancos, los gobiernos de esos
países ofrecen ayuda a grandes empresas fuertemente endeudadas. Lyn
Turner, contador de la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados
Unidos (SEC), dice que a los bancos no puede habérseles escapado
irregularidades en los estados contables, sino que los mismos bancos
americanos crearon instrumentos para el fraude y que a quienes,
verdaderamente no se les debieron escapar estos
fraudes son a
las firmas de auditoria.
A
qué extremo llegará la gravedad de la crisis que nada más y nada
menos que el ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados
Unidos, Paul A. Volcker, ha demostrado su disposición para hacerse
cargo de la conducción de Arthur Andersen, desplazando a los
directivos actuales y buscando, entre otras cosas, evitar el
procesamiento de Andersen.
Pero volviendo al principio de este trabajo, la profesión
contable ha
tenido mucho que ver con la facilitación de estos
fraudes,
con la instalación de un clima de incertidumbre en el mercado, con la
posibilidad de que por esos
fraudes los
directivos de empresas hayan obtenido grandes ganancias que no eran
reales y hayan terminado con la quiebra de esas empresas y el fraude a
acreedores e inversores. Tanto es así que se está pensando en
modificar las normas contables como herramienta para evitar la
repetición de irregularidades, o tal vez, como una manera de recuperar
la confianza perdida en la profesión de auditor.
La
propuesta de modificación de normas contables propone que las firmas
auditoras expliquen el impacto de las medidas contables que eligen -en
lugar de limitarse a expresar que han aplicado los principios de
contabilidad- y además, se obliguen a dar a conocer rápidamente
cualquier cambio en la perspectiva de la empresa. También proponen
estrictas restricciones a realizar trabajos de consultoría por parte
de los auditores.
El
principio de los problemas, sin embargo, hay que buscarlo en el no
cumplimiento de las clásicas normas de auditoria y para este caso,
quizás baste con detenernos sólo en un tema: LA INDEPENDENCIA DE
CRITERIO.
¿Se puede auditar una empresa y ser socio de la misma ? ¿Se puede ser
auditor de estados contables de un ente en el que se ha invertido ?
Las respuestas a ambas preguntas son obvias y seguramente ahí estuvo
el meollo de la cuestión. Los socios de los grandes estudios de
auditoria americanos y europeos olvidaron estas premisas básicas y
fueron agregando al servicio de auditoria otros como el de
asesoramiento en materia de inversiones y, finalmente, perdieron la
INDEPENDENCIA y se fueron asociando con sus clientes en esas
inversiones.
Finalmente, cuando hay intereses personales en juego, cuando el
auditor apuesta a que los estados contables arrojen el mayor superávit
posible en lugar de apuntar a que los mismos reflejen razonablemente
la situación patrimonial, económica y financiera del ente ; se
descuida la función esencial del auditor externo : la de opinar
objetivamente sobre la razonabilidad de la información
contable y de
allí a la complicidad en la adulteración de resultados hay nada más
que un paso.
Podemos concluir entonces, respecto de lo que nos interesa como
profesionales en ciencias económicas, que la causa de esta crisis
internacional en los mercados de valores provocada por la caída de
empresas que hasta hace muy poco mostraban “estados contables muy
sólidos”, no hay que buscarla tanto en cuestiones técnicas, sino que
la encontraremos fácilmente en la falta de ética en el ejercicio de la
profesión, confundiendo el trabajo profesional con intereses
personales en los resultados de las empresas auditadas.
Las consecuencias pueden ser muy graves para la profesión dado que si
no se reacciona oportunamente será difícil recuperar la confianza
perdida y dejarán de tener utilidad los informes firmados por contador
público, abriendo las puertas al oportunismo de alguna otra profesión
como fedataria en materia de informes económico - financieros.
Las organizaciones profesionales y los centros formadores de
profesionales (universidades) deberán poner cada vez más el acento en
la formación ética.
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